Pinceladas y reflexiones sobre la vida cotidiana a orillas del Mediterráneo

sábado, 9 de junio de 2007

Ni primera ni última guerra

A 40 años de la guerra de los Seis Dias.

La semana que pasó se cumplieron 40 años de la Guerra de los Seis Dias, que, naturalmente, fue el tema central en los Medios. Entre los políticos, hubo quienes celebraron lo que consideran logros, y otros se lamentaron por haber desaprovechado entonces, la oportunidad de instaurar la paz definitiva, y por las violentas cuatro décadas que vinieron después. A continuación, una cita extraída del emotivo artículo del famoso poeta, escritor y periodista Yonatán Guefen, (diario Maariv, 9.6.07), quien entonces, a los 19 años, formó parte del ejército combatiente “...aún no se inventó el remedio que cure a un soldado joven que en una terrible noche se encuentra con cantidades comerciales de muerte y destrucción".

Los libros siguen festejando
Ni la Guerra de los Seis Días, ni posteriores guerras ni olas de violencia, pudieron con la tradicional Semana del Libro Hebreo que, se realizó por primera vez en el año ´26, y desde el´61, se lleva a cabo, año tras año, a principios de junio. Si bien pareciera que el apodo “pueblo del libro” se va alejando de nosotros al mismo ritmo, galopante, en el que la computación va conquistando terreno, aún sigue siendo impactante el número de libros publicados en Israel. Según los datos proporcionados por la Biblioteca Nacional, en 2006, se publicaron casi 7000 títulos, de los cuales, el ochenta y cinco por ciento en hebreo; el 8%, en inglés, el 3%, en ruso, el 2%, en árabe y otro 2% en más de treinta idiomas. En español se pubicaron 26 libros.

Las estrellas de los titulares
Los nombres Shimon (Peres), Rubi (Rivlin) y Colette (Avital) fueron repetidos la semana pasada hasta el cansancio por todo informativo y programa de actualidad, cual si se trata de un triángulo amoroso de la telenovela de turno. Aunque en realidad, a juzgar por los intereses, intrigas y secretos que sobrevuelan las campañas de los tres candidatos a presidente del país, (cuya elección, por los miembros del Parlamento, está programada para el miércoles 13), no parecen estar tan alejados del género.

No al anquilosamiento!

Si bien bendije la invención del teléfono celular, mucho antes de que éste se convirtiera en un aparato accesible a mi bolsillo, junto al de muchisimos otros por estos pagos, la semana pasada tuve oportunidad de palpar el alto precio de su uso excesivo, y no me refiero precisamente al económico. En encuentros aislados con dos amigos, fui testigo como, en un caso por olvido y en el otro por extravio, ambos se vieron imposibilitados de contactarse con sus respectivas parejas, por la sencilla razón de que no “sabían” sus números de celular.... Resultó ser que, tentados por la diabólica comodidad del discado automático, los números habian quedado registrados, exclusivamente, en la memoria del eficaz aparatito. Las embarazosas circunstancias ajenas encendieron frente a mí una luz roja. no sólo en cuanto al peligro de atrofia de neuronas, sino de músculos, articulaciones, etc. etc de todo el cuerpo. De aquí surgió la idea de hacerun llamado a nuestra propia conservación física que convengamos, no es menos importante que la de todo el planeta, que también acá se está poniendo de moda. Los primeros pasos son muy simples,
1. Registrar en nuestra memoria (la humana), por lo menos 5 números de teléfonos (además de los de emergencia). Si parece imposible, recuerden que sólo un par de décadas atrás recordábamos sin problema decenas....
2. Preferir las escaleras fijas a las mecánicas y al ascensor
3. Caminar en vez de viajar
4. Escribir a mano una carilla por día, aunque sea la lista para el mercado.

Ines Weller