Pinceladas y reflexiones sobre la vida cotidiana a orillas del Mediterráneo

sábado, 19 de diciembre de 2009

El arte de "poner un pie"

La semana pasada acompañé a una amiga a hacerse una ecografía. Por motivos que desconocemos el médico le había aconsejado hacérsela en un hospital determinado. Cuando llegamos, veinte minutos antes de la hora indicada (las 16.00 hs) la secretaria nos indicó esperar al lado de la puerta número 4. Para nuestra sorpresa, o en realidad la sorpresa hubiera sido que no sea así, frente a la mencionada puerta éramos varios los citados para las cuatro en punto. Pero no hizo falta preguntar nada. Sobre la pared, al lado de la puerta corrediza que se abria sólo desde adentro (no es que peque de detallista, sino que éste es un detalle trascendental) había un vistoso cartel que aclaraba: "La entrada de los pacientes NO es por riguroso orden de llegada, sino en función de la urgencia médica y otras consideraciones del personal profesional".

Como se pueden imaginar -si todavía tienen presente el hecho de que estábamos en un hospital- entre los concurrentes había varios pacientes que llegaron en camillas, sillas de ruedas, etc. Ante este panorama, nosotras, felices de haber llegado por nuestros propios medios, nos apoyamos sobre la pared frente a la puerta, provistas de toda la paciencia del mundo.

Y fue ahí, desde nuestro puesto de paciente espera, que tuvimos la oportunidad de ver un típico 'paso' israelí (no de baile precisamente), cuando una pareja, de alrededor de 40 años, se hizo presente. Casualmente la pareja llegó justo cuando la puerta corrediza (¿se acuerdan que les dije que era un detalle trascendental?) que habia estado abierta durante unos minutos, se empezó a cerrar. El hombre, con el característico ímpetu local, apresuró su paso y puso un pie, literalmente, dentro de la Sala de Ecografías, impidiendo que la puerta se cierre.

Fue tal su precipitación que el hombre no vio nada. Ni el hecho de que éramos varios los que esperábamos frente a la puerta -incluyendo gente en camilla y sillas de rueda; un bebé llorando, etc.- ni el cartel de la pared. El hombre actuó impulsado por su 'opción por defecto', según la cual, cuando vea que una puerta se está por cerrar frente a sus narices, corra a poner un pie.

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

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