Pinceladas y reflexiones sobre la vida cotidiana a orillas del Mediterráneo

viernes, 31 de diciembre de 2010

Una buena manera de empezar el 2011

¡Feliz Año Nuevo!

La histórica y plausible sentencia del Tribunal de Tel Aviv que ayer (jueves 30.12) declaró culpable a Moshé Katzav, ex presidente de Israel (durante los años 2000-2007) de los cargos de violación y acoso sexual despierta sentimientos encontrados.

Por un lado, una profunda vergüenza por el hecho de que el susodicho haya llegado a ocupar un cargo tan distinguido, que precisamente, es más que nada honorífico. Porque todo se destapó gracias a que el mismo Katzav presentó una denuncia por chantaje y nunca sabremos que hubiera pasado si no lo hubiera hecho. Porque al principio se llegó a un acuerdo entre las partes que hubiese evitado el juicio pero felizmente el mismo Katzav lo anuló. Porque el juicio duró cuatro y medio largos años (y aún no se dio a conocer la pena). Porque ahora políticos comentan que ya entonces, en vísperas de que Katzav le ganara las elecciones presidenciales a Shimón Peres (el presidente actual) se hablaba «puertas adentro» acerca de su sumamente tachable conducta para con las mujeres, pero nadie dijo nada.

Por el otro, un inmenso orgullo al comprobar que la Justicia en este país tuvo no sólo la competencia para juzgar a un político de tan altas esferas por el delito de violación y acoso sexual, sino la decisión y el coraje para hacerlo. Lamentablemente, por delitos económicos y de otra índole, ya lo habíamos comprobado en demasiadas ocasiones, e incluso actualmente dos ex ministros están cumpliendo sus respectivas condenas en la cárcel, otros ya las cumplieron, un ex primer ministro está siendo juzgado por estafas varias y la lista sigue...

No hace falta tener dones especiales para percibir la envidia en la mirada de otras naciones que sobrellevan con pena el saber que las conductas sexuales de algunos de sus dirigentes no son muy distintas a la del ex presidente israelí, y con el mismo pesar conviven con la certeza de que la Justicia de su país es incapaz de juzgarlos.

Lo más alentador del caso es que por un momento el nombre de Israel se menciona en los Medios de todo el mundo no en el contexto del conflicto de Medio Oriente, sino como una nación «normal» y sobretodo un ejemplo de democracia.
Una auspiciosa manera de empezar el año.
¡Feliz Año Nuevo!

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

Mr Israel Pragmático: receta ideal para un neumático pinchado

Hace unos dias tuve un encuentro cara a cara con el a veces súper bendito y otras tantas odiado pragmatismo israelí. Yo estaba en la playa de estacionamiento (al aire libre) del edificio en el que vivo, ubicada junto a la entrada, paso obligatorio para llegar a la calle. Se podrán imaginar la cara que tenía: acababa de descubrir que el neumático de reserva, recién instalado por mi hijo en lugar del pinchado, estaba ídem. O sea, de cinco neumáticos a mi disposición, dos pinchados.





No sé cuánto hubiese tardado en resolver la situación por la sencilla razón de que no tuve oportunidad de saberlo. Instantes después de que tomé consciencia de nuestro tan poco auspicioso saldo de ruedas, aún boquiabierta por el shock, salieron del edificio una pareja de alrededor de 60 años, con pinta de jubilados, con la nieta. Mientras avanzaban hacia la calle, al percibir el estado de mi rueda delantera, y de mi estado de ánimo que sin duda se reflejaba en mi cara, el hombre me preguntó, sin detenerse: ¿«tenés una rueda de auxilio?» Cuando le contesté que también ésta estaba pinchada se detuvo ipso-facto para decirme:
–Traela, te llevo a un taller mecánico, esperamos mientras te la arreglan y después te traigo, la colocan y llevan a arreglar la rueda de auxilio.

–¡¿Perdón?!, fue lo único que atiné a decir con la boca aún sin cerrar…

Cabe aclarar que hasta aquel momento, durante los varios años que convivimos en el mismo edificio, nunca antes habíamos intercambiado más que el saludo de cortesía: «Shalom» «Shalom».

Tal cual aquella anécdota del colchón que relaté en uno de mis primeros posts en este blog, también en esta oportunidad tuve el beneplácito de palpar el pragmatismo israelí.

Mientras que yo estaba totalmente absorbida por la tarea doble de, por un lado, digerir el dato del segundo neumático pinchado y por el otro, disolver el nudo de angustia que me había emergido en la garganta y amenazaba con desinflarme totalmente, como si la pinchadura de los neumáticos fuese obra de una extraña epidemia que afecta también a los humanos, Mr. Israel Pragmatismo ya había elaborado un plan de acción tan rápido como efectivo.

No hay duda. Lo mejor que le puede pasar a uno cuando se le pincha un neumático es toparse con él. En cambio, en otras circunstancias, el tan eficiente Mr. Pragmatismo puede producirnos, con la misma eficacia y velocidad, un irresistible ataque de nervios.
Ines Weller desdeisrael@gmail.com

sábado, 6 de noviembre de 2010

Cristina, Dilma y las riendas de nuestra vida

Como si fuera cosa de mandinga, o de las energías celestiales, la elección de Dilma Rouseff, la primera presidenta del Brasil, coincidió con el regreso al "trabajo" de Cristina Fernandez, la presidente argentina, a contados días del repentino fallecimiento de su esposo y ex presidente Néstor Kirchner. (Lástima que Michelle Bachelet ya no está en Chile porque sino, el regreso al matriarcado ya no sería una hipótesis sino una realidad).

Más allá del quehacer político y partidario de cada una de ellas, que no conozco a fondo, hay algo que me tiene impactada: el hecho de que estas dos 'mujerazas' se las ingeniaron no sólo para llegar al poder, sino para hacerlo sin renunciar en el camino a su feminidad, como sí lo hicieron sus colegas décadas atrás. como Golda Meier aquí, o Margaret Tatcher en Gran Bretaña.

No creo que las mujeres en el poder sean una opción mejor que los hombres, ya que hay mujeres que mejor tenerlas muy lejos, pero me alegra muchísimo que aumente nuestra representación en los altos cargos y ¡ojo! no porque esto nos haga la vida más fácil, sino todo lo contrario.

Porque al saber que Cristina y Dilma llevan las riendas de todo un país y se levantan todas las mañanas decididas a llevarse al mundo por delante,si es necesario, con tal de llevar a cabo su agenda presidencial, lo mínimo que podemos hacer es tomar las riendas de nuestras modestas vidas. Aún si para hacerlo tengamos no sólo que luchar contra viento y marea sino reescribir por completo el argumento de la película que veníamos protagonizando desde la era pre-presidentas.



Ines Weller desdeisrael@gmail.com

jueves, 9 de septiembre de 2010

Desde la liminalidad... de Rosh Hashaná


Rosh Hashaná (año nuevo judío)es siempre un buen momento para la reflexión, ni que hablar para la meditación. Si bien en el día a día nos manejamos con el calendario gregoriano, el año nuevo judío coincide en Israel, semana más, semana menos, con el inicio del año escolar y de actividades culturales; el regreso de las vacaciones de verano al mundo laboral etc.

O sea, difícilmente se puede eludir las fantasía de estar frente al comienzo de una nueva época en la que, ¡por fin! concretaremos algún sueño.

Pero cuando la víspera del Año Nuevo cae un miércoles, como es el caso este año, ya no se trata de un "momento" de balance sino de una eternidad... Una vez aceptado el hecho de que nos guste o no, nos venga bien o no, nuestra vida se detiene por... (esperen que calcule, jueves, viernes, sábado...)¡72 horas! sin transporte ni negocios (salvo los que están en los pocos y lejanos centros comerciales que abren los sábados, ni ninguna actividad fuera de comer, descansar y los más energéticos, pasear, no hay más remedio que sumergirse en el limbo, que es precisamente desde donde escribo este post.

(Aclaración: como en Israel los sábados son días de paro casi total de actividades, a los dos días de la festividad se agrega un tercer feriado)

Inmediatamente después de haber escrito una detallada lista de cosas postergadas que, se supone, voy a hacer este fin de semana, tan interminable como la mismísima lista (que uso más como el viejo truco limpia - consciencia que como un recurso organizador) sucumbí a la tentación de sumergirme en este período de transición, tan forzado, impuesto y obligatorio como bienvenido.

Apenas puse un pie en este "tiempo entre tiempos" (mientras mis dos piernas se acomodaban extendidas a sus anchas sobre la mesa ratona, cual si pertenecieran a alguna ejecutiva exitosa)me vino a la memoria una palabra que aprendí en una de las clases de antropología -cuando allá lejos y hace tiempo estudiaba en la Universidad de Tel Aviv-: liminality, liminalidad en castellano.

En un principio dudé si la recordaba correctamente ya que diccionarios importantes, entre ellos el de la RAE, la ignoran olímpicamente. (La palabra más cercana que encontré en rae.es es liminar: "Perteneciente o relativo al umbral o a la entrada".) Pero finalmente encontré en la wikipedia (¡bendita!)la siguiente definición: "es una noción tomada de Arnold Van Gennep y alude al estado de apertura y ambigüedad que caracteriza a la fase intermedia de un tiempo-espacio tripartito (una fase preliminal o previa, una fase intermedia o liminal y otra fase posliminal o posterior)."


Me alegré al comprobar que no sólo recordaba correctamente la palabra sino su signficado. Por un lado, por el placer de corroborar que a pesar de los kilómetros andados, mi memoria todavia me regala algunos destellos de vez en cuando... Y por el otro, porque la sociedad y la cultura irsraelí son proliferas en liminalidades asi que viene bien saber cómo se llaman estas tierras de nadie temporales.







Ines Weller desdeisrael@gmail.com

lunes, 23 de agosto de 2010

Se busca una mujer

Hoy al mediodia escuchaba por radio un programa de actualidad, compenetrada mucho más en la preparación de mi apetitosa ensalada que en lo que decía la locutora, hasta que sus palabras me encendieron una luz roja. Resulta que en todo Israel -que desde los legendarios y lejanos días de Golda Meier ostenta una etiqueta de sociedad igualitaria, en cuanto a la participación de las mujeres en la vida pública- no encontraron una mujer que represente dignamente nuestro sector en la comisión investigadora Tirkel.(La comisión que investiga el enfrentamiento entre la flotilla Mavi Marmara y el ejército de Israel.)

Ya de por sí es inaudito que al crear el mencionado organismo, a nadie se le ocurrió la insólita idea de nombrar una mujer, a pesar de que la presencia femenina en este tipo de marcos es obligatoria por ley. Cuando organizaciones de mujeres vieron que la comisión comenzó la fiesta sin ninguna de nosotras, apelaron. La Corte Suprema dictaminó que se ofrezca el cargo al menos a cinco mujeres, sin imaginarse que tal misión le resultaría al ministro de justicia, el profesor Yaacov Neemán, literalmente, una misión imposible.

Aclaro que la población de Israel está dividida en forma casi equitativa entre hombres y mujeres y sin embargo, créase o no, el profesor Neemán, comunicó hoy al gobierno que no encontró a la mujer que la Suprema Corte le ordenó buscar...

¿Cómo puede ser? lo mismo me pregunté yo. Sucede que Neemán, muy obediente, hizo lo que dictaminó la Corte: le propuso a cinco mujeres formar parte de la Comisión y todas rechazaron el cargo. Y colorín, colorado este problema, se ha terminado.

Si no fuera triste, sería cómico. Más lamentable aún es el hecho de que no es la primera vez que "no encuentran" a una dama para tal puesto. Justamente, una Dra (cuyo nombre no recuerdo) que habló hoy en la radio comentó acerca de casos anteriores similares, con representación exclusivamente masculina en las respectivas comisiones. En todos los casos los tribunales solicitaron al gobierno que, por favor, la próxima vez al nombrar al equipo en cuestión, haga el favor de nombrar de antemano, por lo menos una mujer. A pesar de que aquí este tipo de Comisiones gozan de una alta tasa de natalidad, la presencia femenina sigue brillando por su ausencia.

Curiosamente, ni el profesor Neemán ni el mismísimo Yaacov Tirkel, presidente de la comision que lleva su nombre, se mostraron compungidos por su infructuosa búsqueda:
"Intentamos con gran esfuerzo encontrar una mujer de primera línea que pudiese aportar a la comisión" citan los diarios sus excusas, "pero las cinco rechazaron el llamado. Esperamos que esto ponga fin a esta historia de agregar una mujer a la comisión".

Si no tuvieron la gentileza de encontrar una mujer al nivel de las circunstancias, al menos podrían haber tenido la delicadeza de ocultar el alivio que les produjo el hecho que la pesquisa resultara estéril.

Inés Weller desdeisrael@gmail.com

martes, 15 de junio de 2010

Israel "pone en línea" a sus modelos

Como ya nos tienen acostumbrados estos pagos, andan pasando muchas cosas por aquí. Tragedias y errores grosos no faltan, pero si uno se empecina, siempre se puede ver alguna lucecita.

Por ejemplo, ayer se aprobó un proyecto de ley, que tiene por objetivo poner fin a la mala costumbre de contratar modelos extremadamente delgadas. Puede que para muchos ellas representan el ideal de la belleza femenina pero para mí no son más que esqueletos con ropa. La prohibición, de decretarse la ley, va a regir tanto para publicidad como para desfiles de moda. Las modelos deberán no sólo lucir saludables, sino tener a mano un certificado médico que deje constancia de que su índice de masa corporal (IMC) está dentro de la norma.

Como comienzo está bueno y me alimenta la esperanza de que finalmente, se cumpla mi sueño y el canon de belleza femenina cambie a favor de la mujer rellenita y curvilínea. Entonces sí, podremos festejar con torta de queso y sin culpa.

Curiosidad: Allá lejos y hace tiempo, cuando uno decía "poner en línea" (ver título) se referia a poner límites. (Supongo que venía de la jerga militar.) Pero en la era virtual la expresión pasó el límite y se subió a la web.

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

sábado, 29 de mayo de 2010

Marcela Morelo en Israel



La conquista del Puerto

Anteayer llegué a Reading 3, la popular sala de recitales ubicada en el Puerto de Tel Aviv, desprovista de expectativas, pero muy curiosa. Unos días antes había tenido oportunidad de conocer personalmente a la cantante argentina Marcela Morelo (durante una cena en su honor en el restaurante "El Gaucho" en la ciudad de Hertzlía). Durante nuestra breve charla me había impresionado como una persona auténtica y espontánea, dos cualidades bastantes inusuales en el panorama de los artistas exitosos. Esto explica mi curiosidad.

La falta de expectativas tenia que ver más conmigo que con ella. No conocía la sala pero creía identificarla como extremadamente juvenil. Encima, en la entrada (el ticket) anunciaban/advertían: "show de pie"... "las puertas del lugar se abrirán a las 21.00. El recital comenzará a las 22.30hs", lo que hasta mí me dejaba en claro una obviedad: las entradas, no eran numeradas... ¡Hum! ¿qué noche me espera?

En el camino de ida viajé acompañada de infundadas sospechas, que intenté, en vano, dejar encerradas en el auto en la playa de estacionamiento. (Si ya la menciono, ésta aportó su granito de arena a mi felicidad posterior: misteriosa e inusualmente en mí, encontré no sólo "el" estacionamiento cercano, sino lugar para estacionar).

Como sucede por lo general, cuánto menores las expectativas, mayor el encanto. Y asi fue. Reading 3 resultó ser un lugar acogedor, a pesar de su estilo súper moderno (que no es mi 'cup of tea') y la fatal carencia de butacas, aunque en mi caso no fue tal ya que estuve dentro del grupo de beneficiados (¡gracias Silvia!) con las contadas sillas acomodadas junto a algunas mesitas, alrededor de lo que supuestamente es una pista de baile, pero en en este caso, alcanzó apenas para sacudirse. Había tanta gente que sólo se podía mover el esqueleto en el lugar. Pero cuando uno se quiere mover, se mueve en cualquier parte, aún sentada, como fue mi caso.

No sé de donde, pero la sensación era que la gran mayoría conocía a Marcela y hasta sus canciones más recónditas (a tal punto que al final, le pedían que cante canciones que ella misma no recordaba la letra) a pesar de que ésta fue su primer visita a Israel. Sobre el escenario Marcela llevó las cualidades que había vislumbrado en ella, al punto de ebullición, configurando junto a otras virtudes -y una estupenda voz- un carisma especial, con el que conquistó al público, nos conquistó en realidad, desde un primer momento. La simplicidad de Marcela resultó tal que aún en su rol de "ídola", cuando tenía sed decía, en medio de una charla informal entre canciones, "esperá que tomo agua", como si ella también fuera humana.

Un momento peculiarmente emotivo fue cuando "el maestro" Víctor Heredia, tal lo presentó Marcela (que llegó a Israel para dar su propio recital) subió al escenario para compartir con Marcela y con nosotros, "Razón de vivir":
http://www.youtube.com/watch?v=1Q3_x1i_F8M

El broche de oro, y supuesto final, fue "Shir Hashalom" (La canción de la Paz) en castellano y hebreo y a tres voces, con las hermanas Laila y Perla Malcos (colegas y anfitrionas de la gira de Marcela).
Pero el final verdadero llegó después, y fue largo y pegajoso, en el buen sentido. No sé a quien le resultaba más difícil despedirse, si a nosotros, su público - mayoritariamente latinoamericano pero con notoria representación israelí, y de todas las edades - o a Marcela, que se la veía y sobretodo se la sentía, emocionada hasta el caracú, repitiendo hasta el cansancio, que no se esperaba algo así, lanzando al aire repetidas veces su deseo de volver aquí y prometiendo que cuando vuelva allá, va a contar lo que es este país (refiriéndose, se supone, a las cosas buenas).

Asi que la respuesta a mi pregunta del principio fue muy simple: ¡Qué noche!

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

viernes, 7 de mayo de 2010

La construcción en Israel: una paradoja más

Una de las cosas más sorprendentes de Israel, ante los ojos de quienes la visitan de vez en cuando, como de quienes vivimos aquí, es la velocidad con la que se construye. Aún si pasaron dos o tres años, entre un viaje y otro, el recién llegado comprobará rápidamente, que hay edificios o barrios enteros o centros comerciales, etc. que no estaban sobre la faz de la tierra en su anterior visita.

Quienes vivimos aquí lo notamos no sólo cuando visitamos un lugar en el que no estuvimos cierto tiempo, sino en nuestros alrededores. Sin ir más lejos, en estos días se está construyendo un nuevo centro comercial en un lugar por el que paso casi a diario. Cuando por algún motivo, el intervalo entre mis viajes se extiende por un par de días, los avances en la construcción son tan notorios que hasta yo, que por lo general ando con la mente por esferas cósmicas, me doy cuenta.

Esta característica podria llevarnos a suponer que una vez que el gobierno tomó la decisión de construir una nueva sala de emergencias, en el hospital de la ciudad de Ashkelón (a excasos kilómetros de la Franja de Gaza) que, a diferencia de la actual, va a estar protegida ante la caida de misiles, el de por sí veloz ritmo, se acelaría aún más.

Groso error. Sucede que infortunadamente, se descubrieron tumbas arcaicas en el predio destinado a la construcción de la sala de emergencia, lo que detuvo las obras de construcción hace alrededor de un año. Paradójicamente, el hecho de que el proyecto en cuestión, tiene por objetivo salvar vidas, parece preocupar a los ultra religiosos mucho menos, que el sacrilegio de las mencionadas tumbas.

Finalmente, cuando parecía que todo iba a llegar a buen puerto, después de que el gobierno había resuelto solventar el traslado de las tumbas (lo que muchos consideran que sería un despilfarro, pero ése es otro tema) para, literalmente, "lliberar" el terreno, surgió una nueva opción, que seguramente originará nuevos cuestionamientos, que implicarán una nueva postergación del vital proyecto.

Ahora dicen que lo mejor va a ser construir una sala de emergencia subterránea, cuyo techo lo constituirían, ni más ni menos, que las dichosas tumbas...
Si no fuera lúgubre, sería cómico.
Ines Weller desdeisrael@gmail.com

sábado, 24 de abril de 2010

Ángel y pizzero, ¿que más se puede pedir?

Ayer, cuando me dirigía, despistada como siempre, hacia el teatro Aba Jushi en uno de los barrios (altos o bajos, aún no lo descubrí) de Haifa, al recital de Nito (ver post: "El show de Nito, ¡imperdible!"), tuve una aparición angelical.

A pesar de que había hecho los deberes y en mi cartera llevaba un doctorado conformado por los mapas e indicaciones copiadas de dos sitios de internet (que eran prácticamente idénticos) no tenía confianza de que llegaría al lugar de la cita antes de los últimos aplausos. Por lo cual, decidí a mitad de camino, apenas pasé un cruce en el que tal vez debí haber doblado a la derecha, entrar en una estación de servicio para preguntar.

El hombre a quien consulté lamentó no poder ayudarme pero me sugirió, con suma naturalidad, que le pregunte al repartidor de pizza que acababa de salir de la pizzería aledaña, aromático como ninguno (la pizza es una de mis comidas preferidas). Yo lo miré desde la perspectiva de una amante de la pizza caliente, y le dije, "no, como le voy a preguntar al repartidor, seguro que está muy apurado".

El buen hombre se apiadó de mí (el lugar estaba casi desértico) y él mismo detuvo al repartidor que pasó a nuestro lado, a metros de haber arrancado con su sagrada misión. Para mi gran sorpresa, el repartidor, un chico joven, me dijo sonriente (todo lo sonriente que uno puede parecer dentro de un casco de motorista) "justo voy para el mismo lado, seguime".

"No, mejor explicame como ir. Yo viajo despacio, nunca voy a poder seguir tu velocidad", le contesté, transformando en mi imaginación su modesta moto de repartidor de pizza, en una de las motos-monstruos que uno ve en las películas y en algunos barrios adinerados.

El chico se rió y me insistió: "Vas a poder, si "esto" no viaja muy rápido que digamos". Recién ahí, volví a la realidad y me di cuenta, que con un mínimo de concentración, la misión tal vez sería posible. Así largamos, el repartidor y yo atrás (en mi auto, no sobre la moto, aunque me hubiera gustado, solo para degustar, aunque sea por un ratito, del aroma a pizza) por las rebeldes calles de la ciudad de Haifa, que suben y bajan 'a piaccere'.

Además de la tarea de la conducción en sí, lo único que tenía 'in mente' era no perder de vista el casco. No miraba nombres de calles, ni contaba semáforos. El chico, en cada semáforo rojo, miraba para atrás para ver si yo lo seguía y yo adivinaba su sonrisa al ver mi mano que lo saludaba.

Unas cuadras antes de mi destino el pizzero se detuvo en un lugar apropiado para estacionar, se bajó de la moto y me explicó cómo seguir: derecho. Yo lo bendije, feliz.

Sólo una duda me carcomía por dentro: ¿cómo diablos haré para no perderme a la vuelta?

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

El show de Nito, ¡imperdible!


En realidad, más que el recital de Nito, lo que hubo ayer en Haifa fue un show de emociones a flor de piel, que emanaban de cada uno de los cincuentones que integrábamos la mayor masa de público, y que al encontrarse en el aire crearon una atmósfera atómica, que logró lo que al principio del espectáculo parecía que no iba a pasar, que Nito se entregase en cuerpo y alma.

Pero pasó. El Nito que se subió en el escenario del teatro "Beit Aba Jushi", que tenía cara de incómodo, al límite de ofendido, cuando escuchó que el público lo vitoreaba con un "¡Olé, olé!" -más propio de una cancha de fútbol que de un espectáculo musical con una leyenda andante- no parecía el mismo que se bajó al final de la noche. Se ve que tal como había anticipado en la íntima rueda de prensa (ver post "Una golondrina llamada Nito") él no sólo quería terminar la noche diciendo, y que la gente diga, 'que suerte que vine', sino 'que suerte que no me lo perdí', y para eso, canción tras canción, Nito fue despojándose de su acorazada presencia del principio para finalmente brindarse por completo a su público. Hasta me animo a adivinar que tal vez llegó a disfrutar del "¡Olé, olé!" y sin duda de "¡No se va. Nito no se va!", frase con la que lo devolvimos al escenario cuando amagó con irse antes del final silenciosamente pactado con "Y rasguña las piedras".

Si alguien lee este post, hoy sábado 24, y no tiene planeado ir al recital de Nito de esta noche en el Namal (Puerto) de Tel Aviv, una recomendación, ¡que cambie urgente de planes!

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

viernes, 23 de abril de 2010

El taxista bloguero aterrizó en Tel Aviv


Empezaré con una confesión. No soy de las pasajeras que charlan con los taxistas. Es más, mi parquedad es tal que suele enmudecer al más 'charlatán' de los conductores. Pero hoy, al día siguiente de la entretenida charla con Daniel Diaz, el taxista bloguero de Madrid (elegido mejor blog del 2006: blogs.20minutos.es/nilibreniocupado), que se llevó a cabo en la sede telavivense del Instituto Cervantes, ya no pongo las manos en el fuego por mi empedernida mudez.

Me cuesta creer que en las callecitas de Tel Aviv no deambula por estas horas un Daniel Diaz israelí, lo que sería -siguiendo el hilo de uno de los ocurrentes relatos con los que nos deleitó- su propio antípoda, y estoy decidida a descubrirlo, para lo cual, entiendo resignada, no me quedará más remedio que abrir la boca de aquí en más, durante mis viajes en taxi.

Lamentablemente la velada no estuvo demasiada concurrida, pero no hay mal que por bien no venga, este hecho puede ser una excelente excusa para volver a traer a Daniel, para que más personas tengan la oportunidad de disfrutar de sus naturales dotes de payador, ya que además de un inspirado taxista, resultó ser, divertido e inspirador.

Y aprovecho para terminar como empecé, confesándome. El hecho de saber que poco tiempo después de haber debutado como taxista y bloguero, casi al unísono, hoy en día Daniel anda a saltos entre sus diferentes trabajos como periodista, escritor, columnista, etc. etc.,-que entre otras cosas, lo trajo hasta nuestros pagos-, a tal punto, que el taxi quedó delegado, según nos contó, a los momentos en que queda estancado en la escritura, me alimentó mi propio sueño: que este espacio siga creciendo. De todas maneras de algo estoy segura, cuando yo necesite ventilarme, seguiré saliendo a caminar, como lo hice siempre.

En taxi seguiré viajando únicamente del lado de los pasajeros, lo que, mirándolo bien, puede originar una mirada no menos risueña que la del conductor.

P.D. En la charla participó también Liliana Lara (en la foto, a la izquierda) cuyo blog(memoriasdeunamamacita.blogspot.com) merece un post aparte, que ya llegará. (En la foto, a la derecha, Chris, la anfitriona del Instituo Cervantes.)
Ines Weller desdeisrael@gmail.com

Una golondrina llamada Nito


Un buen rato estuvimos esperando un grupito de representantes de diferentes medios, a Nito Mestre, el legendario ex 'Sui Generis', en la sede la Olei (Organización de Latinoamerica, España y Portugal en Israel) de Tel Aviv, la tarde del miércoles, que terminó siendo la nochecita. A pesar de que el tiempo de cada uno vale oro, pocas protestas se escucharon, al menos en voz alta, por la demora. No era para menos, pocas veces uno tiene la oportunidad de darle un beso a un mito, menos aún, sacarse una foto.

Nito se mostró relativamente afable, teniendo en cuenta que a sólo 24 horas de haber aterrizado en Israel, había tenido el honor de vivenciar en carne propia un largo "pkak" (embotellamiento) en la ruta de Jerusalén a Tel Aviv, que no es lo mejorcito que tiene este país para ofrecer a un recién llegado. Además, no era difícil imaginar (ni leer entre líneas) que de haber podido eludir el compromiso mediático, a su llegada a Tel Aviv Nito hubiese corrido a mojarse los pies en esta orilla del Mediterráneo. (Desde de mi friolenta perspectiva, no estaba para zambullirse).

Pero obviamente Nito no es un turista más. Él vino primero que todo a cantar, lo que hizo ayer en Beer Sheva y hará nuevamente hoy, viernes en Haifa (a las 21.00 en Beit Haba Hushi) y mañana, sábado por la noche, en Reading3 en Namal (puerto) de Tel Aviv.

"Lo que me gusta es que suceda algo en la noche, que sea emocionante, que pueda decir 'que suerte que vine' y que la gente, del otro lado, se vaya diciendo lo mismo", dijo Nito hablando de sus propias expectativas de los shows, lo que supongo aumentó las ansias por escucharlo de los ahí reunidos (al menos eso fue lo que me produjo a mí) que posiblemente llegamos al encuentro más movidos por nuestros recuerdos adolescentes que por nuestra misión profesional.

Me quedaron en el tintero las preguntas sobre Charly García (su ex 'media naranja' en el legendario dúo, que llega en mayo con su propio show), ya que al escuchar su rotunda negativa ante la pregunta, si habrá este año reencuentro de Sui Géneris, entendí que no seria saludable preguntarlas.

También me quedé con la incógnita, qué habrá escrito en el papelito que puso en el Muro de los Lamentos, según nos contó. También mi audacia tiene un límite.

y ¿por qué la golondrina del título? se preguntarán. Porque Nito es el primero de una serie de cantantes argentinos que decidieron iluminar con su presencia nuestra primavera: además del mencionado Charly, también Marcela Morelo y Víctor Heredia están en camino.
Ines Weller desdeisrael@gmail.com

lunes, 12 de abril de 2010

Un país con "piel de gallina"

Los sobrevivientes recuerdan en voz alta

Para ellos, quienes de una u otra manera, lograron sobrevivir el holocausto, hoy es el día que tienen permiso oficial para recordar en voz alta, con la certeza de que los escuchan. Ellos saben que hoy no sólo los escuchamos con atención, sino con una mezcla de respeto y admiración. La admiración es doble, por las proezas o el coraje o las ganas de vivir, que los llevaron a contradecir al destino y sobrevivir y por el hecho de haber logrado construir una nueva vida, con los recuerdos a cuestas.

Para nosotros, quienes tuvimos la suerte de conocer los horrores de aquella época nefasta sólo "de mentas", hoy es el día que nos equilibra, que devuelve nuestros dramas a su proporciones verdaderas.

Pero todos tenemos algo en común, es el día que, ya sea como oradores o como escuchas, lo transitamos con 'piel de gallina'.

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

lunes, 29 de marzo de 2010

Cada uno con su propio "Pesaj"

La celebración de la fiesta de Pesaj, con su tradicional 'seder', simboliza la unión familiar, pero en la práctica, en la víspera, la sociedad israelí se divide en dos grandes grupos: quienes están sumergidos en los preparativos culinarios y quienes trajinan preparando sus maletas ya que para ellos el 'seder' es sinónimo de 'escapada al exterior'.

Pero no es una división absoluta. En la intersección de ambos grupos habitan quienes no se entregan plenamente ni a una cosa ni a la otra, ya que su cabeza está en otro lugar, pensando en el hijo uniformado que esta fiesta le tocó "quedarse", en el mejor de los casos, en la base en la que está cumpliendo el servicio militar, y en el peor, en algún recóndito punto de los límites de este país, de ebullición constante.

Desde hace cuatro años hay un pequeño grupo más, ajeno a los anteriores: el que conforma la familia de Guilad Shalit, el soldado israelí que está secuestrado, en manos del Hamás, desde hace casi cuatro años. Para ellos no hay nada, ni comida, ni viaje, ni la añoranza a un hijo que esta fiesta no tuvo franco, sino un único deseo: que Guilad vuelva a casa.




Ines Weller desdeisrael@gmail.com

miércoles, 24 de marzo de 2010

Israel, en pleno ataque de limpieza

Como todos los años, a medida que Pesaj se acerca, la histeria general se agudiza. No me pregunten por qué, pero todos limpian. Se supone que es para sacar de la casa todo vestigio de levadura, cuya ingestión está prohibida durante la semana que dura esta fiesta. pero eso tendría lógica si se tratara únicamente de limpiar la cocina. Pero el ataque de limpieza invade TODA la casa, incluyendo armarios, desvanes, etc.

Como decia aquella vieja canción infantil: "En el puento de Avignón todos bailan, todos bailan". Habia una época que yo también me pasaba días trepada a una escalera, dando vuelta roperos en vísperas de la fiesta. Entonces sí, yo podía cantar "en Israel, todos limpian todos limpian. En Israel todos limpian y yo también". Tenía su encanto saberme parte de un rito de purificación que nunca entendí quien habia ordenado, pero que sin duda, colaboraba con la higiene nacional. Pero me cansé. Los años no vienen en vano.

Asi que ahora, sumergida en mi holgazanería, me resulta divertido ver el trajín de las mujeres de mi alrededor, ya que con mis largos años en el país, no recuerdo haber visto nunca un hombre que ponga su casa 'patitas para arriba', agua y jabón en mano. Claro, que no es tan fácil mantenerse ajena. Sin ir más lejos, hoy a la mañana sonó el teléfono a una hora inusitada, al menos en mi casa. Felizmente, para mí y para mi vecina de arriba, yo ya estaba despierta. Digo para mi vecina de arriba, porque no quiero pensar cuáles habrían sido las consecuencias de nuestra armoniosa vecindad si su llamado me hubiese despertado. (Si hay algo que odio en este mundo es que me despierten sin necesidad).

La atendí mientras mi vista reposaba en el balcón, perdiéndose en el día radiante que amanecía pero al ver su nombre en la pantallita del teléfono, volví de sopetón a nuestra límpida realidad: "No me digas nada", me adelanté, "querés que entre la ropa". Efectivamente, esta buena señora se apiadó de mi ropa limpia colgada én la soga (con el sol israeli´, usar el secador es un verdadero pecado ambiental), ya que ella, fiel a la tradición, estaba a punto de baldear sus ventanas.

Obviamente, no es la única. Ayer, mientras caminaba por la calle vi por primera vez el interior de un departamento de un primer piso que pasa todo el año con las persianas bajas. No sé quien vivirá ahí, pero aquí, hasta el más empedernido hermitaño no logra zafar de la semana de aseo nacional.

Dentro de todo, es un "raye" nacional positivo, sobretodo si se lo compara con otras costumbres mucho menos digeribles con las que uno se topa por estos pagos.

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

jueves, 11 de marzo de 2010

Coqui Sosa en Israel


Esta semana tuve la oportunidad de conocer y entrevistar (para la sección Música en Ynet.co.il) al cantante y compositor Coqui Sosa, el sobrino de la gran Mercedes Sosa, (que vino a dar tres shows) para descubrir, en buena hora, que a pesar de los lazos de sangre que lo unen a uno de los hitos de la música latinoaméricana, se mantiene con los pies en la tierra y la mirada "a la altura de los ojos", como se dice en hebreo.

Este hecho me parece digno de admiración, sobretodo en el marco de la era en que vivimos, en la que tantos se avalanchan sobre el status de "celebridad" celestial, haciéndolo suyo, a pesar de que no tienen, ni por lejos, el talento y la carrera que vislumbré en mi primer encuentro con nuestro fugaz húesped.

Reconozco que en mi condición de inexperta en el terreno de la música, no tengo autoridad para hablar de capacidades, pero por suerte, eso no me quita el derecho a que una canción me llegue. Y una que me "tocó" fuerte es "Cantora del Pueblo", que Coqui escribió en el sanatorio, mientras acompañaba junto a los suyos a su tía, en sus últimas horas, y que felizmente, después de guardársela, durante meses, decidió compartirla con su público, sacándola a la luz en su web: http://www.coquisosa.com.ar/)

Apuesto a que cuando la escuchen (lo recomiendo) corroborarán lo que se sentí desde el primer verso, la escribió con el corazón. ¡Qué la disfruten!

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

miércoles, 24 de febrero de 2010

La voz de mando

Ayer viajé en colectivo (ómnibus), lo que hago muy de vez en cuando. Como estaba cansada opté por sentarme en un asiento que detesto pero que era el único que estaba disponible, de ésos en los que uno se sienta "al revés", o sea, mirando hacia donde uno viene, en vez de hacia donde uno va. Más allá del malestar físico que me produce esa ubicación, me molesta, por principio, el hecho de avanzar mirando lo que uno deja atrás.

De todos modos, esta vez me vino bien por la anécdota que paso a relatar. Apenas el ómnibus comenzó a viajar la señora que estaba sentada frente a mi me dice, con claro acento ruso: "UNO - UNO - CUATRO". Ni una palabra más, ni una palabra menos. Como yo me quedé mirándola, tratando de descifrar la consigna, ella empezó a repetirla con un tono cada vez más desesperado: "¡Uno - uno - cuatro!"; "¡uno - uno - cuatro!". Después de un par de veces, creí entender que me estaba preguntando si ése era el colectivo línea 114. Le dije que no, que ése es el "uno - uno - tres". Ella insistió, más atormentada aún, y acompañando la cantinela con ademanes que señalaban la calle. Finalmente entendí que me estaba preguntado, donde había una parada del colectivo "uno, uno, cuatro". Le dije que no sabía pero la señora rusa no tuvo tiempo de afligirse ya que inmediatamente la señora que viajaba a mi lado, de origen etíope le contestó: "Yo, uno - uno - cuatro", acompañando sus palabras con una sonrisa de oreja a oreja, mientras que con las manos le explicaba, con suma dulzura, estirando su brazo hasta rozarle la falda con la mano derecha, la cual volvió inmediatamente hacia ella, que se baje donde ella se baja.

No sé si la señora de Etiopía habló de esa manera por sus propias limitaciones idiomáticas o para asegurarse que su flamante protegida la entendiera perfectamente. La cosa es que ambas continuaron el viaje con una sonrisa en los labios. Una parecía más feliz que la otra. Después de menos de diez minutos, la señora etíope se paró con total seguridad, como quien realiza ese recorrido de manera rutinaria, y se fue hacia la puerta de adelante (lo que confirmaba la firmeza con la que se movía, ya que formalmente debía bajar por la puerta de atrás). La señora rusa se levantó y comenzó a seguir a su gentil guía, como todos los pasajeros que habíamos sido testigo del episodio esperáramos que hiciera.
Pero... mientras la señora rusa se aproximaba a la puerta de adelante un señor, de acento tzabar (nativo de Israel) sentenció: "En esta parada no, más adelante". La sonrisa de la señora desapareció al instante y dejándose llevar por el vozarrón viril, que evidentemente le inspiró mayor confianza que la de la pasajera etíope, se quedó arriba del colectivo, para comprobar, apenas éste retomó la marcha, que aquella, había sido la última parada en la que podía tomar el UNO - UNO - CUATRO. O sea, la mujer etíope sabía lo que decía. (No quiero ni imaginar la frustración de ésta cuando se descubrió sola en tierra firme).

Por lo general no acostumbro a poner las manos en el fuego por nada ni nadie pero esta vez, lo hago, apostando a que si hubiera sido al revés, si un señor con acento tzabar le hubiera dicho que se baje y una señora etiope a último momento hubiera "sentenciado" que no, que no era áquella la parada correcta, la señora rusa, nunca le hubiera hecho caso a esta última. No cabe duda, en el reino de los prejuicios, un vozarrón viril + acento tzabar lleva las de ganar.

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

viernes, 12 de febrero de 2010

Paraiso para friolentos

Muchas cosas se pueden decir de Israel, menos que es un paraíso. Sin embargo, eso es lo que siento, por momentos, desde mi perfil de friolenta porfiada, cuando inmersa en la ola de calor que nos invade en pleno invierno, me paseo muy fresca con mi remera de algodón frente al televisor, mientras que desde la pantalla, las nieves de Washington y Berlín, con las cuales compartimos hemisferio, compiten por llamar mi atención. Reconozco que por momentos la blancura, tan bella como romántica, me llama, pero si lo pienso dos veces me quedo con nuestros días, mucho menos sexys pero más cálidos y diáfanos.


Ines Weller desdeisrael@gmail.com

domingo, 31 de enero de 2010

La solución más simple

La otra noche se me tapó la pileta de la cocina. A la mañana siguiente tuve que salir muy temprano y pasé todo el día afuera, tratando, en vano, de desconectarme del problemón que me esparaba en casa. Cuando volvi, a la tardecita, no me quedó más remedio que enfrentarme con las aguas caprichosamente estancadas.

Lo primero que pensé fue llamar al plomero que había venido un par de semanas atrás, por el mismo percance, que se suponía que había solucionado. Me detuvo la certeza de que su dictamen sería, realizar un arreglo más grande y costoso. Ante este panorama aterrador salí corriendo al supermercado, del que volví, al mismo ritmo, con dos productos químicos cuya misión en esta vida es destapar piletas. Ambos ostentaban etiquetas que rezaban: 'para obstrucciones grandes'.

Aunque comunmente evito este tipo de quehaceres, un poco por espíritu ecologista y mucho por miedo, lo preferí ante la alternativa de implementar el plan B: desarmar la tuberia ubicada debajo de la pileta. Una amiga que lo hace regularmente me alentó a ponerme manos a la obra, pero yo sabia que con mucha suerte lograría desarmarla. ¿Rearmarla? Nunca.

Felizmente, una vez descartado el proceso químico como solución, en la negrura que veian mis ojos irrumpió una mancha colorada que fue tomando forma: ¡era una sopapa! El utensillo destapador surgió en mi mente cuando intenté preparme emocionalmente para el regreso del plomero. Entonces recordé que la primer frase que pronunció el buen hombre en su última visita había sido: "Sra, probó con una sopapa?"

En aquel momento su pregunta me desconcertó. Nunca le había atribuído virtud alguna a ese palito con cabeza de goma. Más que como una herramienta de trabajo, siempre lo había visto como una base sólida para armar un títere. Pero entre el regreso del plomero o desarmar la tuberia, opté por salir nuevamente, esta vez a los saltos, a comprar una sopapa, por primera vez en mi vida.

Y aquí llega la conclusión que originó el título de este post. Bastaron dos presiones sobre el agujero de la pileta para que las aguas emprendan una veloz retirada, cual si hubieran percibido que los sonidos de la flauta de Hamelín, las llamaban desde las profundidades. Tal vez bastó una pero eso no lo sabré nunca ya que repeti la operación de inmediato, convencida de que un intento no podría hacer gran cosa. Asi fue como aprendí que ante un problema, lo primero que hay que intentar es la solución más simple.


Ines Weller desdeisrael@gmail.com