Pinceladas y reflexiones sobre la vida cotidiana a orillas del Mediterráneo

sábado, 24 de abril de 2010

Ángel y pizzero, ¿que más se puede pedir?

Ayer, cuando me dirigía, despistada como siempre, hacia el teatro Aba Jushi en uno de los barrios (altos o bajos, aún no lo descubrí) de Haifa, al recital de Nito (ver post: "El show de Nito, ¡imperdible!"), tuve una aparición angelical.

A pesar de que había hecho los deberes y en mi cartera llevaba un doctorado conformado por los mapas e indicaciones copiadas de dos sitios de internet (que eran prácticamente idénticos) no tenía confianza de que llegaría al lugar de la cita antes de los últimos aplausos. Por lo cual, decidí a mitad de camino, apenas pasé un cruce en el que tal vez debí haber doblado a la derecha, entrar en una estación de servicio para preguntar.

El hombre a quien consulté lamentó no poder ayudarme pero me sugirió, con suma naturalidad, que le pregunte al repartidor de pizza que acababa de salir de la pizzería aledaña, aromático como ninguno (la pizza es una de mis comidas preferidas). Yo lo miré desde la perspectiva de una amante de la pizza caliente, y le dije, "no, como le voy a preguntar al repartidor, seguro que está muy apurado".

El buen hombre se apiadó de mí (el lugar estaba casi desértico) y él mismo detuvo al repartidor que pasó a nuestro lado, a metros de haber arrancado con su sagrada misión. Para mi gran sorpresa, el repartidor, un chico joven, me dijo sonriente (todo lo sonriente que uno puede parecer dentro de un casco de motorista) "justo voy para el mismo lado, seguime".

"No, mejor explicame como ir. Yo viajo despacio, nunca voy a poder seguir tu velocidad", le contesté, transformando en mi imaginación su modesta moto de repartidor de pizza, en una de las motos-monstruos que uno ve en las películas y en algunos barrios adinerados.

El chico se rió y me insistió: "Vas a poder, si "esto" no viaja muy rápido que digamos". Recién ahí, volví a la realidad y me di cuenta, que con un mínimo de concentración, la misión tal vez sería posible. Así largamos, el repartidor y yo atrás (en mi auto, no sobre la moto, aunque me hubiera gustado, solo para degustar, aunque sea por un ratito, del aroma a pizza) por las rebeldes calles de la ciudad de Haifa, que suben y bajan 'a piaccere'.

Además de la tarea de la conducción en sí, lo único que tenía 'in mente' era no perder de vista el casco. No miraba nombres de calles, ni contaba semáforos. El chico, en cada semáforo rojo, miraba para atrás para ver si yo lo seguía y yo adivinaba su sonrisa al ver mi mano que lo saludaba.

Unas cuadras antes de mi destino el pizzero se detuvo en un lugar apropiado para estacionar, se bajó de la moto y me explicó cómo seguir: derecho. Yo lo bendije, feliz.

Sólo una duda me carcomía por dentro: ¿cómo diablos haré para no perderme a la vuelta?

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

El show de Nito, ¡imperdible!


En realidad, más que el recital de Nito, lo que hubo ayer en Haifa fue un show de emociones a flor de piel, que emanaban de cada uno de los cincuentones que integrábamos la mayor masa de público, y que al encontrarse en el aire crearon una atmósfera atómica, que logró lo que al principio del espectáculo parecía que no iba a pasar, que Nito se entregase en cuerpo y alma.

Pero pasó. El Nito que se subió en el escenario del teatro "Beit Aba Jushi", que tenía cara de incómodo, al límite de ofendido, cuando escuchó que el público lo vitoreaba con un "¡Olé, olé!" -más propio de una cancha de fútbol que de un espectáculo musical con una leyenda andante- no parecía el mismo que se bajó al final de la noche. Se ve que tal como había anticipado en la íntima rueda de prensa (ver post "Una golondrina llamada Nito") él no sólo quería terminar la noche diciendo, y que la gente diga, 'que suerte que vine', sino 'que suerte que no me lo perdí', y para eso, canción tras canción, Nito fue despojándose de su acorazada presencia del principio para finalmente brindarse por completo a su público. Hasta me animo a adivinar que tal vez llegó a disfrutar del "¡Olé, olé!" y sin duda de "¡No se va. Nito no se va!", frase con la que lo devolvimos al escenario cuando amagó con irse antes del final silenciosamente pactado con "Y rasguña las piedras".

Si alguien lee este post, hoy sábado 24, y no tiene planeado ir al recital de Nito de esta noche en el Namal (Puerto) de Tel Aviv, una recomendación, ¡que cambie urgente de planes!

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

viernes, 23 de abril de 2010

El taxista bloguero aterrizó en Tel Aviv


Empezaré con una confesión. No soy de las pasajeras que charlan con los taxistas. Es más, mi parquedad es tal que suele enmudecer al más 'charlatán' de los conductores. Pero hoy, al día siguiente de la entretenida charla con Daniel Diaz, el taxista bloguero de Madrid (elegido mejor blog del 2006: blogs.20minutos.es/nilibreniocupado), que se llevó a cabo en la sede telavivense del Instituto Cervantes, ya no pongo las manos en el fuego por mi empedernida mudez.

Me cuesta creer que en las callecitas de Tel Aviv no deambula por estas horas un Daniel Diaz israelí, lo que sería -siguiendo el hilo de uno de los ocurrentes relatos con los que nos deleitó- su propio antípoda, y estoy decidida a descubrirlo, para lo cual, entiendo resignada, no me quedará más remedio que abrir la boca de aquí en más, durante mis viajes en taxi.

Lamentablemente la velada no estuvo demasiada concurrida, pero no hay mal que por bien no venga, este hecho puede ser una excelente excusa para volver a traer a Daniel, para que más personas tengan la oportunidad de disfrutar de sus naturales dotes de payador, ya que además de un inspirado taxista, resultó ser, divertido e inspirador.

Y aprovecho para terminar como empecé, confesándome. El hecho de saber que poco tiempo después de haber debutado como taxista y bloguero, casi al unísono, hoy en día Daniel anda a saltos entre sus diferentes trabajos como periodista, escritor, columnista, etc. etc.,-que entre otras cosas, lo trajo hasta nuestros pagos-, a tal punto, que el taxi quedó delegado, según nos contó, a los momentos en que queda estancado en la escritura, me alimentó mi propio sueño: que este espacio siga creciendo. De todas maneras de algo estoy segura, cuando yo necesite ventilarme, seguiré saliendo a caminar, como lo hice siempre.

En taxi seguiré viajando únicamente del lado de los pasajeros, lo que, mirándolo bien, puede originar una mirada no menos risueña que la del conductor.

P.D. En la charla participó también Liliana Lara (en la foto, a la izquierda) cuyo blog(memoriasdeunamamacita.blogspot.com) merece un post aparte, que ya llegará. (En la foto, a la derecha, Chris, la anfitriona del Instituo Cervantes.)
Ines Weller desdeisrael@gmail.com

Una golondrina llamada Nito


Un buen rato estuvimos esperando un grupito de representantes de diferentes medios, a Nito Mestre, el legendario ex 'Sui Generis', en la sede la Olei (Organización de Latinoamerica, España y Portugal en Israel) de Tel Aviv, la tarde del miércoles, que terminó siendo la nochecita. A pesar de que el tiempo de cada uno vale oro, pocas protestas se escucharon, al menos en voz alta, por la demora. No era para menos, pocas veces uno tiene la oportunidad de darle un beso a un mito, menos aún, sacarse una foto.

Nito se mostró relativamente afable, teniendo en cuenta que a sólo 24 horas de haber aterrizado en Israel, había tenido el honor de vivenciar en carne propia un largo "pkak" (embotellamiento) en la ruta de Jerusalén a Tel Aviv, que no es lo mejorcito que tiene este país para ofrecer a un recién llegado. Además, no era difícil imaginar (ni leer entre líneas) que de haber podido eludir el compromiso mediático, a su llegada a Tel Aviv Nito hubiese corrido a mojarse los pies en esta orilla del Mediterráneo. (Desde de mi friolenta perspectiva, no estaba para zambullirse).

Pero obviamente Nito no es un turista más. Él vino primero que todo a cantar, lo que hizo ayer en Beer Sheva y hará nuevamente hoy, viernes en Haifa (a las 21.00 en Beit Haba Hushi) y mañana, sábado por la noche, en Reading3 en Namal (puerto) de Tel Aviv.

"Lo que me gusta es que suceda algo en la noche, que sea emocionante, que pueda decir 'que suerte que vine' y que la gente, del otro lado, se vaya diciendo lo mismo", dijo Nito hablando de sus propias expectativas de los shows, lo que supongo aumentó las ansias por escucharlo de los ahí reunidos (al menos eso fue lo que me produjo a mí) que posiblemente llegamos al encuentro más movidos por nuestros recuerdos adolescentes que por nuestra misión profesional.

Me quedaron en el tintero las preguntas sobre Charly García (su ex 'media naranja' en el legendario dúo, que llega en mayo con su propio show), ya que al escuchar su rotunda negativa ante la pregunta, si habrá este año reencuentro de Sui Géneris, entendí que no seria saludable preguntarlas.

También me quedé con la incógnita, qué habrá escrito en el papelito que puso en el Muro de los Lamentos, según nos contó. También mi audacia tiene un límite.

y ¿por qué la golondrina del título? se preguntarán. Porque Nito es el primero de una serie de cantantes argentinos que decidieron iluminar con su presencia nuestra primavera: además del mencionado Charly, también Marcela Morelo y Víctor Heredia están en camino.
Ines Weller desdeisrael@gmail.com

lunes, 12 de abril de 2010

Un país con "piel de gallina"

Los sobrevivientes recuerdan en voz alta

Para ellos, quienes de una u otra manera, lograron sobrevivir el holocausto, hoy es el día que tienen permiso oficial para recordar en voz alta, con la certeza de que los escuchan. Ellos saben que hoy no sólo los escuchamos con atención, sino con una mezcla de respeto y admiración. La admiración es doble, por las proezas o el coraje o las ganas de vivir, que los llevaron a contradecir al destino y sobrevivir y por el hecho de haber logrado construir una nueva vida, con los recuerdos a cuestas.

Para nosotros, quienes tuvimos la suerte de conocer los horrores de aquella época nefasta sólo "de mentas", hoy es el día que nos equilibra, que devuelve nuestros dramas a su proporciones verdaderas.

Pero todos tenemos algo en común, es el día que, ya sea como oradores o como escuchas, lo transitamos con 'piel de gallina'.

Ines Weller desdeisrael@gmail.com