Pinceladas y reflexiones sobre la vida cotidiana a orillas del Mediterráneo

sábado, 29 de mayo de 2010

Marcela Morelo en Israel



La conquista del Puerto

Anteayer llegué a Reading 3, la popular sala de recitales ubicada en el Puerto de Tel Aviv, desprovista de expectativas, pero muy curiosa. Unos días antes había tenido oportunidad de conocer personalmente a la cantante argentina Marcela Morelo (durante una cena en su honor en el restaurante "El Gaucho" en la ciudad de Hertzlía). Durante nuestra breve charla me había impresionado como una persona auténtica y espontánea, dos cualidades bastantes inusuales en el panorama de los artistas exitosos. Esto explica mi curiosidad.

La falta de expectativas tenia que ver más conmigo que con ella. No conocía la sala pero creía identificarla como extremadamente juvenil. Encima, en la entrada (el ticket) anunciaban/advertían: "show de pie"... "las puertas del lugar se abrirán a las 21.00. El recital comenzará a las 22.30hs", lo que hasta mí me dejaba en claro una obviedad: las entradas, no eran numeradas... ¡Hum! ¿qué noche me espera?

En el camino de ida viajé acompañada de infundadas sospechas, que intenté, en vano, dejar encerradas en el auto en la playa de estacionamiento. (Si ya la menciono, ésta aportó su granito de arena a mi felicidad posterior: misteriosa e inusualmente en mí, encontré no sólo "el" estacionamiento cercano, sino lugar para estacionar).

Como sucede por lo general, cuánto menores las expectativas, mayor el encanto. Y asi fue. Reading 3 resultó ser un lugar acogedor, a pesar de su estilo súper moderno (que no es mi 'cup of tea') y la fatal carencia de butacas, aunque en mi caso no fue tal ya que estuve dentro del grupo de beneficiados (¡gracias Silvia!) con las contadas sillas acomodadas junto a algunas mesitas, alrededor de lo que supuestamente es una pista de baile, pero en en este caso, alcanzó apenas para sacudirse. Había tanta gente que sólo se podía mover el esqueleto en el lugar. Pero cuando uno se quiere mover, se mueve en cualquier parte, aún sentada, como fue mi caso.

No sé de donde, pero la sensación era que la gran mayoría conocía a Marcela y hasta sus canciones más recónditas (a tal punto que al final, le pedían que cante canciones que ella misma no recordaba la letra) a pesar de que ésta fue su primer visita a Israel. Sobre el escenario Marcela llevó las cualidades que había vislumbrado en ella, al punto de ebullición, configurando junto a otras virtudes -y una estupenda voz- un carisma especial, con el que conquistó al público, nos conquistó en realidad, desde un primer momento. La simplicidad de Marcela resultó tal que aún en su rol de "ídola", cuando tenía sed decía, en medio de una charla informal entre canciones, "esperá que tomo agua", como si ella también fuera humana.

Un momento peculiarmente emotivo fue cuando "el maestro" Víctor Heredia, tal lo presentó Marcela (que llegó a Israel para dar su propio recital) subió al escenario para compartir con Marcela y con nosotros, "Razón de vivir":
http://www.youtube.com/watch?v=1Q3_x1i_F8M

El broche de oro, y supuesto final, fue "Shir Hashalom" (La canción de la Paz) en castellano y hebreo y a tres voces, con las hermanas Laila y Perla Malcos (colegas y anfitrionas de la gira de Marcela).
Pero el final verdadero llegó después, y fue largo y pegajoso, en el buen sentido. No sé a quien le resultaba más difícil despedirse, si a nosotros, su público - mayoritariamente latinoamericano pero con notoria representación israelí, y de todas las edades - o a Marcela, que se la veía y sobretodo se la sentía, emocionada hasta el caracú, repitiendo hasta el cansancio, que no se esperaba algo así, lanzando al aire repetidas veces su deseo de volver aquí y prometiendo que cuando vuelva allá, va a contar lo que es este país (refiriéndose, se supone, a las cosas buenas).

Asi que la respuesta a mi pregunta del principio fue muy simple: ¡Qué noche!

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

viernes, 7 de mayo de 2010

La construcción en Israel: una paradoja más

Una de las cosas más sorprendentes de Israel, ante los ojos de quienes la visitan de vez en cuando, como de quienes vivimos aquí, es la velocidad con la que se construye. Aún si pasaron dos o tres años, entre un viaje y otro, el recién llegado comprobará rápidamente, que hay edificios o barrios enteros o centros comerciales, etc. que no estaban sobre la faz de la tierra en su anterior visita.

Quienes vivimos aquí lo notamos no sólo cuando visitamos un lugar en el que no estuvimos cierto tiempo, sino en nuestros alrededores. Sin ir más lejos, en estos días se está construyendo un nuevo centro comercial en un lugar por el que paso casi a diario. Cuando por algún motivo, el intervalo entre mis viajes se extiende por un par de días, los avances en la construcción son tan notorios que hasta yo, que por lo general ando con la mente por esferas cósmicas, me doy cuenta.

Esta característica podria llevarnos a suponer que una vez que el gobierno tomó la decisión de construir una nueva sala de emergencias, en el hospital de la ciudad de Ashkelón (a excasos kilómetros de la Franja de Gaza) que, a diferencia de la actual, va a estar protegida ante la caida de misiles, el de por sí veloz ritmo, se acelaría aún más.

Groso error. Sucede que infortunadamente, se descubrieron tumbas arcaicas en el predio destinado a la construcción de la sala de emergencia, lo que detuvo las obras de construcción hace alrededor de un año. Paradójicamente, el hecho de que el proyecto en cuestión, tiene por objetivo salvar vidas, parece preocupar a los ultra religiosos mucho menos, que el sacrilegio de las mencionadas tumbas.

Finalmente, cuando parecía que todo iba a llegar a buen puerto, después de que el gobierno había resuelto solventar el traslado de las tumbas (lo que muchos consideran que sería un despilfarro, pero ése es otro tema) para, literalmente, "lliberar" el terreno, surgió una nueva opción, que seguramente originará nuevos cuestionamientos, que implicarán una nueva postergación del vital proyecto.

Ahora dicen que lo mejor va a ser construir una sala de emergencia subterránea, cuyo techo lo constituirían, ni más ni menos, que las dichosas tumbas...
Si no fuera lúgubre, sería cómico.
Ines Weller desdeisrael@gmail.com