Pinceladas y reflexiones sobre la vida cotidiana a orillas del Mediterráneo

viernes, 31 de diciembre de 2010

Una buena manera de empezar el 2011

¡Feliz Año Nuevo!

La histórica y plausible sentencia del Tribunal de Tel Aviv que ayer (jueves 30.12) declaró culpable a Moshé Katzav, ex presidente de Israel (durante los años 2000-2007) de los cargos de violación y acoso sexual despierta sentimientos encontrados.

Por un lado, una profunda vergüenza por el hecho de que el susodicho haya llegado a ocupar un cargo tan distinguido, que precisamente, es más que nada honorífico. Porque todo se destapó gracias a que el mismo Katzav presentó una denuncia por chantaje y nunca sabremos que hubiera pasado si no lo hubiera hecho. Porque al principio se llegó a un acuerdo entre las partes que hubiese evitado el juicio pero felizmente el mismo Katzav lo anuló. Porque el juicio duró cuatro y medio largos años (y aún no se dio a conocer la pena). Porque ahora políticos comentan que ya entonces, en vísperas de que Katzav le ganara las elecciones presidenciales a Shimón Peres (el presidente actual) se hablaba «puertas adentro» acerca de su sumamente tachable conducta para con las mujeres, pero nadie dijo nada.

Por el otro, un inmenso orgullo al comprobar que la Justicia en este país tuvo no sólo la competencia para juzgar a un político de tan altas esferas por el delito de violación y acoso sexual, sino la decisión y el coraje para hacerlo. Lamentablemente, por delitos económicos y de otra índole, ya lo habíamos comprobado en demasiadas ocasiones, e incluso actualmente dos ex ministros están cumpliendo sus respectivas condenas en la cárcel, otros ya las cumplieron, un ex primer ministro está siendo juzgado por estafas varias y la lista sigue...

No hace falta tener dones especiales para percibir la envidia en la mirada de otras naciones que sobrellevan con pena el saber que las conductas sexuales de algunos de sus dirigentes no son muy distintas a la del ex presidente israelí, y con el mismo pesar conviven con la certeza de que la Justicia de su país es incapaz de juzgarlos.

Lo más alentador del caso es que por un momento el nombre de Israel se menciona en los Medios de todo el mundo no en el contexto del conflicto de Medio Oriente, sino como una nación «normal» y sobretodo un ejemplo de democracia.
Una auspiciosa manera de empezar el año.
¡Feliz Año Nuevo!

Ines Weller desdeisrael@gmail.com

Mr Israel Pragmático: receta ideal para un neumático pinchado

Hace unos dias tuve un encuentro cara a cara con el a veces súper bendito y otras tantas odiado pragmatismo israelí. Yo estaba en la playa de estacionamiento (al aire libre) del edificio en el que vivo, ubicada junto a la entrada, paso obligatorio para llegar a la calle. Se podrán imaginar la cara que tenía: acababa de descubrir que el neumático de reserva, recién instalado por mi hijo en lugar del pinchado, estaba ídem. O sea, de cinco neumáticos a mi disposición, dos pinchados.





No sé cuánto hubiese tardado en resolver la situación por la sencilla razón de que no tuve oportunidad de saberlo. Instantes después de que tomé consciencia de nuestro tan poco auspicioso saldo de ruedas, aún boquiabierta por el shock, salieron del edificio una pareja de alrededor de 60 años, con pinta de jubilados, con la nieta. Mientras avanzaban hacia la calle, al percibir el estado de mi rueda delantera, y de mi estado de ánimo que sin duda se reflejaba en mi cara, el hombre me preguntó, sin detenerse: ¿«tenés una rueda de auxilio?» Cuando le contesté que también ésta estaba pinchada se detuvo ipso-facto para decirme:
–Traela, te llevo a un taller mecánico, esperamos mientras te la arreglan y después te traigo, la colocan y llevan a arreglar la rueda de auxilio.

–¡¿Perdón?!, fue lo único que atiné a decir con la boca aún sin cerrar…

Cabe aclarar que hasta aquel momento, durante los varios años que convivimos en el mismo edificio, nunca antes habíamos intercambiado más que el saludo de cortesía: «Shalom» «Shalom».

Tal cual aquella anécdota del colchón que relaté en uno de mis primeros posts en este blog, también en esta oportunidad tuve el beneplácito de palpar el pragmatismo israelí.

Mientras que yo estaba totalmente absorbida por la tarea doble de, por un lado, digerir el dato del segundo neumático pinchado y por el otro, disolver el nudo de angustia que me había emergido en la garganta y amenazaba con desinflarme totalmente, como si la pinchadura de los neumáticos fuese obra de una extraña epidemia que afecta también a los humanos, Mr. Israel Pragmatismo ya había elaborado un plan de acción tan rápido como efectivo.

No hay duda. Lo mejor que le puede pasar a uno cuando se le pincha un neumático es toparse con él. En cambio, en otras circunstancias, el tan eficiente Mr. Pragmatismo puede producirnos, con la misma eficacia y velocidad, un irresistible ataque de nervios.
Ines Weller desdeisrael@gmail.com