Pinceladas y reflexiones sobre la vida cotidiana a orillas del Mediterráneo

domingo, 29 de abril de 2012

¿Yapa o "paquete"?


Israel cumplió 64



No sé si porque Israel es un país relativamente joven o por esa relación tan especial que hay aquí entre las esferas macro y micro, pero lo cierto es que Yom Haatzmaut (el Día de la Independencia) trae consigo año tras año una yapa o un "paquete", según la mirada de cada uno. 

Después de la tradicional y emotiva revisión del pesado precio que se pagó por el tan ansiado y apreciado estatus de estado independiente, los Medios comienzan a desplazarse hacia el plano individual. Periodistas, pensadores, y celebridades de todos los campos se adueñan de todo rincón mediático disponible (y hay mucho espacio para rellenar en las numerosas ediciones especiales de diarios y programas) para compartir su recorrido personal, en el mejor de los casos o asediarnos a preguntas del estilo: ¿qué camino recorrimos? ¿estamos satisfechos del grado de independencia logrado? ¿qué necesitamos cambiar para llegar al nivel que aspiramos?

Consecuentemente, ya sea por decisión propia o por la inevitable incidencia del fin de semana (largo) bajo la lupa de la autonomía, hoy retomamos la rutina algo más conscientes de dónde y cómo estamos, y fundamentalmente, por qué estamos en el lugar en donde estamos y qué precio pagamos por él. Parece un trabalenguas pero ojalá fuera solo eso...

sábado, 21 de abril de 2012

Israel: singularidades y contradicciones

Una pausa colectiva para recordar






Israel es sin duda un país muy especial colmado de idiosincrasia. A simple vista pareciera difícil delinear un escalafón imaginario con sus numerosas peculiaridades y contradicciones… Sin embargo, en esta época del año salta a la vista que una de sus principales singularidades es esa manera tan especial que tiene de recordar…

Creo que alguien que alguna vez presenció cómo el tráfico en una calle transitada se detiene al sonar la sirena en el Día de Recordación del Holocausto (el miércoles pasado) o en el Día de Recordación de los Caídos en las Guerras de Israel (el martes que viene) difícilmente olvidará tal escena: la mayoría de los conductores bajan de sus vehículos y se paran a su lado con la cabeza gacha.

La sensación es como si de pronto una voz interior lograse embestir el ritmo acelerado que nos domina y se cristalizase en esta sirena. Pero en realidad no es solo el minuto de silencio. Varios días antes los Medios empiezan a traer uno y otro relato conmovedor que van "preparando el terreno" y "recordándonos" que llegó el momento de recordar… (Muchos, demasiados, no necesitan que se lo recuerden).

Hasta aquí, una característica distintiva. La difícil situación (económica, social y demás) en la que se encuentran en la actualidad muchos de los pocos sobrevivientes del Holocausto refleja tan solo una de las muchas contradicciones.

sábado, 14 de abril de 2012

¿Cuál es el sitio turístico más popular de Israel?

Una particular mirada



Una cosa que me tengo bien aprendida es que todo ranking debe ser tomado con pinzas. Aun así, casi me caigo para atrás al leer que en el 2011 Masada (en hebreo Metzadá) encabezó la lista –publicada por la filial israelí de D&B– de los sitios turísticos más populares en Israel... Me costó creer que haya alcanzado tal puesto un lugar tan a trasmano que en mis recuerdos figura como una interminable caminata en pendiente… y además, está relacionado, según la vox populi y el discurso oficial, con un episodio histórico y "heroico" de suicido masivo…

Supongo que no mencionaría el tema si no hubiese leído la columna semanal de Meir Shalev –de los escritores israelíes contemporáneos más destacados– en el diario Iediot Hajaronot del anteayer (12.4.12). Shalev como Shalev encaró este dato desde una perspectiva tan lúcida como singular: "El relato del suicidio, haya o no ocurrido, fue condenado y deplorado por el pueblo judío durante muchos años hasta que el sionismo lo transformó en un relato y una metáfora de heroísmo y para colmo del horror, una especie de modelo".

Sin embargo, a modo de "twist shaleviano", el reconocido escritor concluye recomendando la visita al sitio… "todo pueblo tiene que saber qué le provocaron fanáticos extremistas violentos y locos al causar su destrucción en el pasado y todo pueblo tiene que saber que fanáticos extremistas violentos y locos pueden llegar a generar una  nueva destrucción en el futuro".

Retomando una mirada prosaica, la vista es excepcional y dicen que los shows musicales  y especialmente los festivales de ópera ("Carmen", en junio) que se realizan a los pies de la famosa fortaleza son imperdibles...

viernes, 13 de abril de 2012

A la hora de elegir bando celular



Por esas afortunadas vueltas de la vida, hoy en día en Israel uno puede cambiar libremente de compañía de telefonía celular. Tal vez en otros países sea algo trivial, pero aquí es una bendita novedad. Esta reglamentación rige desde hace cierto tiempo pero el ímpetu que me llevó a dar el gran paso necesitó meses de incubación. Finalmente, el otro día me desconecté de la empresa a la que le había sido fiel desde que nací como usuaria de esta maravilla. Si mis hijos leyeran este post se reirían, ¿maravilla? Creo que solo quienes (aún) recordamos que alguna vez vivimos sin él,  valoramos el celular como tal.

Esto ocurrió durante la semana de Pesaj, teóricamente laboral pero que a juzgar por los "embotellamientos en todo el país" que reportan los medios, la mitad más uno pasea. Como odio los "pkakim" (del hebreo: embotellamientos) pero no quería incumplir el mandato nacional de ventilación masiva, caminé los 2 o 3 km que distaban de la compañía que ostentaba la oferta más primorosa.

Las endorfinas hicieron lo suyo y hacia el final de la caminata tuve un momento de lucidez: me percaté de que mi celular vivía entablillado. Por ende, a mi revolucionario pase se sumó el cambio de aparato. Al enterarme de que "mi" modelo ya no existía y tras el asombro que me causaron las opciones que me ofrecía el vendedor, sucumbí en la tentadora disyuntiva si elegir un modelo más de avanzada.

La vacilación me rememoró una charla que había escuchado unas semanas atrás. La conferencista predicaba en pos del reencuentro con la naturaleza, la conexión con nuestra esencia, etc.  y paradójicamente, al unísono, protestaba porque estando en un café "pierde tiempo" llamando al mozo/camarero (cabe aclarar que realmente aquí es un proceso algo prolongado) y proponía remplazar al buen muchacho por un menú digitalizado… Sumergida en la indignación que me había causado la experta en holística subyugada por la tecnología escuché la voz del empleado que me volvió en mí:

- Señor, no puedo atenderlo hasta que no termine con esta clienta…

Apurada por la impaciencia del empleado o por el iracundo recuerdo, o por ambos, se apoderó de mí una indomable y ahorrativa rebeldía que escogió el aparato menos "avanzado". 

Volví a casa ambivalente: triunfante, por haber logrado navegar contra la aceleración tecnológica y afines, y ruborizada de vergüenza porque a pesar del cambio, sigo jugando del lado de los desactualizados.



Ines Weller desdeisrael@gmail.com

sábado, 7 de abril de 2012

¿Soportar o cortar?


Acabo de cortar la etiqueta de uno de mis pañuelos preferidos. Sí, me refiero a ese cuadradito de tela en el que figuran los datos del país de origen, material, etc. Aparentemente, un hecho  insignificante que nada debería estar haciendo por este blog. Sin embargo, bien merecido tiene este post. Sucede que el pañuelo lo compré hace…. más de medio año y a pesar de que esta bendita etiquetita me volvía loca con su tozuda insistencia en aparecer, ridículamente, siempre delante, –como si ella y no el estampado de flores fuese la verdadera protagonista de este pequeño chal–, no se me había ocurrido hasta este momento la perspicaz idea de ¡cortarla!

Fue un instante impredecible. Cuando al mirarme al espejo la vi ahí, enarbolada en su impertinencia me pregunté: ¿y si la corto? Me aterroricé. No por el tiempo que pasó hasta que encontré tan exitosa como simple solución sino por el filoso interrogante que vino a colación: ¿Qué otras «etiquetas» pude haber cortado y sin embargo, sigo soportando?

viernes, 6 de abril de 2012

P de Pesaj y de postergado


Seder, literalmente, significa orden pero en realidad, la fiesta de Pesaj que se inicia con la tradicional cena familiar (por no decir comilona) tiene un significado mucho más amplio.

Por empezar, se llama también la Fiesta de la liberación, a raíz del legendario éxodo de Egipto, excelente excusa y oportunidad para alimentar cualquier ímpetu liberador adormecido que todos los días del año nos inspira tantas ganas como miedo de despertarlo...

Paradójicamente, la fiesta de Pesaj está absolutamente identificada con la limpieza en el sentido más prosaico, aunque nunca llegué a entender qué tiene de libre pasarse semanas fregando y expurgando nuestra casa como si de la noche a la mañana, en cuanto termina Purim, nos convirtiéramos todos al unísono en impuros. Felizmente, en los últimos años la impronta del feng shui me "amigó" con el raye nacional de dar vuelta la casa al relacionar la limpieza habitacional con la del alma.

A este particular enganche de la liberación con el aseo se acopla la renovación y el cambio. En esta veta de Pesaj avanzo sigilosamente y no me ando con cuestionamientos. No vaya a ser que las ondas energéticas que pululan por estos lares en esta época del año,  en lo que a dar un paso al frente con proyectos se refiere, se espanten.

Así que apurada e inmersa en este primaveral e irresistible impulso de hacer lo deseado y postergado, retomo mi querido y abandonado blog.
¡Jag Sameaj!