El dolor de la cercanía
Cuando uno ve por televisión imágenes de la tragedia de turno en la otra punta del planeta, se conmociona por el dolor ajeno pero de alguna manera encuentra remanso ante tanta impotencia en el hecho de que aquel sufrimiento humano transcurre a miles de km de uno. Pero, cuando los protagonistas de las trágicas imágenes son nuestros propios vecinos, un millón y medio de seres humanos, distanciados de nosotros por años de violencia, que pudieron más que los pocos kilómetros que separan a Israel de la Franja de Gaza, imposible tomar distancia. Ni física ni ninguna otra.