Pinceladas y reflexiones sobre la vida cotidiana a orillas del Mediterráneo

sábado, 5 de mayo de 2007

Ejemplo 1. Pragmatismo israelí vs chamuyo latino

La siguiente anécdota es personal y tiene veinte años, (pero no se le notan). Data de una visita a Buenos Aires que realicé acompañada por hoy mi ex marido, entonces, mi novio tzábar. Nos hospedamos en la casa de una gran amiga mía que tenía un sólo defecto, le faltaba un colchón. Pero, gran amiga al fin, en seguida averiguó que una amiga suya tenía uno de reserva. La amiga de mi gran amiga nos recibió muy cálidamente. Se la veía muy curiosa ante el primer encuentro de su vida cara a cara con un tzábar. A pesar de la buena onda, su cara auguraba problemas. “Perdoname”, -me dijo mientras nos invitaba a pasar y a sentarnos junto a otras visitas, “no me di cuenta de avisarte antes pero hay un incoveniente. El colchón está en en el altillo" (cara de dramón). "No sé como vamos a hacer para sacarlo de ahi. La entrada es muy chiquitita. Vengan que les muestro”. La dueña de casa subió al altillo, mi novio y yo tras ella, y atrás mío, las otras visitas. No sólo la entrada era chiquita, también el altillo. La dueña y mi novio entraron. Los demás nos quedamos en la escalera. Después de unos segundos la dueña bajó y los demás la seguimos, menos mi novio tzábar que se quedó. Mientras ella ponía la pava al fuego, un amigo comía galletitas, otro ponía yerba en el mate, y yo optaba por café, comentábamos, jocosos, las dificultades que nos separaban del deseado colchón. Justo cuando la dueña comenzaba a interiorizarme de lo que signficaba para ella que nos llevemos ese colchón, etc. etc., escuchamos la voz de mi novio que, acercándose, me decía (en hebreo), que le pidiese a la dueña algún cordón, piolín, o soga, porque, -esto lo dijo asomándose en la habitación con el colchón doblado bajo el brazo-, “sólo atado va a entrar en el baul del taxi.”
Cuando nos despedimos de la dueña de casa pude ver en sus ojos un dejo de conmoción. Sorprendida por el pragmatismo israelí no había alcanzado a despedirse del colchón (ni que hablar de elaborar el duelo).

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