Recién volví de una caminata a orillas del Mediterráneo. Siempre que lo hago vuelvo impactada (además de energetizada por las ondas de Madre Natura). Pase lo que pase en el país, ya sea que estemos en medio de una guerra, o de una ola de atentados, o de álgidos conflictos entre laicos y religiosos, en la playa siempre reina la armonía. Lo extraño es que coinciden en ella gente de nacionalidades, religiones, clases sociales, tradiciones, etc. etc. muy diversas que se reflejan en la vestimenta (o en la falta de ella). Desde algún toppless perdido hasta polleras largas acompañadas de blusas de manga larga, túnicas, pasando por bikinis minúsculas, etc. etc.. A un costado de todo este collage humano, pescadores, también ellos, de todos los orígenes.
Yo zigzagueo entre unos y otros bordeando las aguas turquesas y me pregunto, ¿por qué todo Israel no será una gran playa?
viernes, 4 de mayo de 2007
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