Cuando se acerca el 31 de
diciembre me invade una sensación de ambivalencia.
Por un lado, me sumo a los deseos
de ¡Feliz año nuevo! En los que subyace la percepción generalizada de que lo
que nos pase este año nada tiene que ver con nosotros sino con lo que nos
depare el destino.
Lo curioso es que a nivel teórico
creo firmemente precisamente lo contrario: que mucho de lo que nos pase este
año será efecto directo e indirecto de lo que hagamos o dejemos de hacer.
Así que con el claro propósito de
recordarme y recordarnos este "detalle" mi deseo para el 2019 –que me
apetece como si tuviera frente a mí una fuente de cerezas o alfajores de
maicena (en una época más pecaminosa, hubiese escrito alfajores de Havanna de
chocolate:)– es que disfruten de él ¡con todo! Y lo conviertan en un año pleno de
momentos felices, de muchas sonrisas, risas y en la medida de lo posible,
carcajadas…
¡Bienvenido 2019!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario