Cuando me
percaté de la lógica que determina las nuevas tarifas del transporte público,
según la reforma que rige desde principios de mes, no sabía si reírme o llorar…
Resulta que
para saber qué boleto/pasaje comprar, no es suficiente conocer nuestro destino
como era habitual. ¡También tenemos que saber cuál es la distancia, en km, que
nos separa de él! Como si esto fuera poco… no se trata de la distancia por
ruta, que podríamos tener alguna vaga idea, sino, la distancia aérea.
Así las
cosas, parece ser que quienes usamos transporte
público no tenemos más remedio que aceptar el desafío y, preferentemente improvisando una sonrisa, participar de esta masiva, personalizada y
obligada lección de geografía.
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